Roche, una comunidad sobre el carbon
Roche, una comunidad sobre el carbon
Roche es una comunidad afrocolombiana con sede en Barrancas, al sur de La Guajira. Había más de 180 familias en su antiguo emplazamiento alrededor de 1997. La población vivía principalmente de la pesca, la caza y la agricultura. La selva tropical seca tenía recursos suficientes para garantizar su supervivencia. Debido a que en su territorio existían yacimientos de carbón explotados por la empresa Cerrejón, la población que vivía allí fue reasentada. El territorio original no era sólo el lugar de residencia, sino también un área con diferentes valores y funciones culturales, espirituales y comunitarias (Ramirez et al. 2018).
Roche fue la primera communidad que fue desplazado por la mina de Cerrejón. Los antiguos residentes hablan de un reasentamiento forzoso en el que, en interés de la empresa y con la ayuda del Estado, los residentes fueron trasladados a asentamientos urbanos. Desde 2003, se han llevado a cabo negociaciones sobre un reasentamiento entre el municipio de Roche y Cerrejón; para 2011, la mayoría de las familias ya habían sido reasentadas. El 24 de febrero de 2016, la última familia del municipio de Roche fue desplazada a la fuerza (Ramirez et al. 2018).
Sólo una parte de la población fue reasentada, otros fueron desplazados sin nuevas casas y tierras. Se quejan de que esta transformación de su modo de vida rural original tuvo lugar sin ningún apoyo institucional. Aunque esto aseguró su supervivencia física, la supervivencia de su cultura no estaba garantizada (Ramirez et al. 2015). A través de cualquier forma de reasentamiento, las comunidades afrocolombianas pierden sus sitios culturales como cementerios y edificios comunitarios como escuelas y puestos de salud. Los nuevos territorios y casas a menudo no se corresponden con las formas tradicionales de vida y no representan condiciones adecuadas para la ganadería y la agricultura (Cajar & Censat & Indepaz. s.d.).
Historia de Roche
Gran parte de la literatura histórica de La Guajira se centra en los wayuu y la poblacion de Riohacha. Por lo tanto, hay poca información sobre el sur de La Guajira, donde se encuentra la comunidad de Roche. Por esta razón, un resumen de la historia de Roche sigue al libro Bárbaros Hoscos, historia de la (des)territorilzación de los negros de la comunidad de Roche (Díaz et al. 2015).
La comunidad de Roche siempre se ha identificado a sí misma como «negra» porque proviene de personas esclavizadas de África. Durante el período colonial, la mayoría de la gente de África y los pueblos indígenas de la región fueron esclavizados. Incluso antes de que se prohibiera la esclavitud en 1851, lxs esclavxs habían escapado repetidamente. Como resultado, han formado nuevas comunidades llamadas palenques y arrochelados fugitivos. Los antepasados de la comunidad se asentaron en el valle del río Ranchería hace unos 300 a 400 años, debido a las buenas posibilidades de defenderse. Las primeras personas que se asentaron allí y fundaron Roche fueron supuestamente Valentín Arregocés con sus hermanas Luisa, Magdalena y Vitalia.
En estas áreas remotas de La Guajira, desarrollaron nuevas formas de vida porque vivían aislados y tenían que mantenerse a sí mismos. Estos nuevos territorios debían proteger las tradiciones y el patrimonio de África. También eran un refugio para la población afrocolombiana. Para defender los asentamientos, los rodearon con vallas de madera para protegerse de los ataques de los europexs. Por lo tanto, esas áreas se llamaban palenques.
En el pasado reciente, no se han organizado como una comunidad afrocolombiana durante mucho tiempo y no han podido hacer valer sus derechos. Hace sólo unos años, con la ayuda de la Ley 70, crearon el Consejo Comunitario de la Comunidad de Roche. La unión de 150 familias reclama la restauración de su territorio, el reconocimiento de su autodeterminación y el fortalecimiento de la comunidad.
Proceso de reasentamiento de la comunidad de Roche
La comunidad antes del reasentamiento
Según sus propias declaraciones, 514 familias vivían en la antigua Comunidad Roche antes del reasentamiento. Antes de que Cerrejón comenzara a explotar el carbón, la gente tenía acceso a los recursos naturales de la región y, según sus propias declaraciones, se les proporcionaban suministros básicos y podían llevar una vida independiente. Muchos de los residentes de la aldea reasentada de Roche nos dijeron que antes del reasentamiento tenían animales como pollos y cabras y que podían criarlos. La mayoría de ellos pudieron mantenerse a sí mismos a través de su propia agricultura. En promedio, una familia de Roche poseía entre 40 y 50 hectáreas de tierra y podía moverse libremente para cazar y pescar, por una parte, y para dedicarse a la agricultura, por otra.
Las relaciones sociales y económicas se basaban en la venta de productos y herramientas. Un residente nos dijo que al cultivar alimentos ganaba de 30 a 40 mil pesos (8-10 euros) además de sus necesidades básicas. Otros de la aldea informaron que tenían una tienda o un restaurante en su antigua casa o que trabajaban como profesores. La antigua Comunidad tenía una gran escuela donde cada clase tenía su propia habitación. También estaba equipado con una cafetería. Además, los habitantes de la antigua Comunidad tenían diferentes espiritualidades y su pueblo ofrecía varios lugares para seguir las diferentes creencias. La vida comunitaria en la Comunidad se caracterizaba por la buena vecindad y la cooperación, en la que lxs residentes se trataban con hermandad. Tenían un fuerte sentido de pertenencia dentro de la comunidad para poder identificarse con ella. El río cercano no sólo era una fuente de agua, sino una parte importante de la identidad de la comunidad. Allí pescaban y utilizaban el río para la higiene personal y las actividades comunitarias. El agua era un privilegio para Roche porque, además del río, había un pozo que daba acceso a las fuentes de agua subterráneas. El suministro de agua de la comunidad estaba asegurado por una turbina eólica que bombeaba el agua del pozo a los tanques de agua y la distribuía a las diferentes casas (c.f.Cartas 2019).
La comunidad después del reasentamiento
El 24 de febrero de 2016, las últimas familias de la antigua Roche fueron desplazadas. Allí el ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios) salió y disparó balas de goma y cartuchos de gas a los demás residentes. Varias personas resultaron heridas, se realizaron detenciones y un periodista internacional fue llevado a la comisaría de policía, tras lo cual tuvo que borrar todas las grabaciones de los hechos (cf. Cajar & Censat & Indepaz s.d.: 13s).
Las condiciones de los habitantes descritas anteriormente han cambiado considerablemente desde el momento del reasentamiento. De las 514 familias que vivían en Roche, 25 fueron reasentadas en la nueva aldea. Los residentes que no obtuvieron una casa se distribuyeron por todo el país a diferentes ciudades. Algunos de ellos se han ido a Venezuela. La nueva ubicación de la comunidad no ofrece espacio para que más familias se muden. Los habitantes de Roche dijeron que este tipo de convivencia contradice su cultura, que en realidad incluye una vida con muchas familias numerosas. También se nos dijo que no quedaba nada de la cohesión fraterna y comunitaria de la Comunidad. Una mujer local informó que «cada uno sigue su propio camino aquí». Nos habló de la fiesta de San Isidro. Esto se celebró en la Comunidad durante cuatro días, después del reasentamiento que tuvo lugar una vez y nunca más. En este contexto, también mencionó que la aldea actual se caracteriza por sus altas tasas de criminalidad. La situación en Roche es peligrosa y los habitantes tienen miedo de ser robados.
Los edificios del reasentamiento de Roche son de mala calidad. Muchos tienen grietas en las paredes y cuando llueve el agua corre hacia las casas. Algunas de las casas todavía no están terminadas porque no hay pisos ni techos. Hasta ahora Cerrejón no da señales de renovar o terminar las casas. Algunos residentes han estado esperando 14 meses para que el trabajo continúe en sus casas. Además, el suministro de agua de la aldea es deficiente, no sólo debido a la contaminación, sino también a las restricciones de acceso. Los suministros de agua que el pueblo recibe de la ciudad no son adecuados como agua potable. Las pruebas han demostrado que contiene muchos metales pesados y sustancias tóxicas. Para los niños, el agua tampoco se puede utilizar para la higiene personal, ya que han tenido erupciones cutáneas. Esta condición requiere que los residentes de Roche compren agua.
La agricultura, que en la antigua Comunidad era la base de la vida de muchos residentes, es muy difícil en la nueva ubicación. Los suelos en el sitio son muy duros, tienen poca agua y están contaminados por la mina. Las dos estaciones de lluvias no son suficientes para el cultivo, por lo que el riego sería necesario para una cosecha exitosa. Sin embargo, esto significaría una otra carga financiera para los residentes. Además, la ganancia de los cultivos se ve dificultada por la escasa superficie disponible. Algunos residentes informaron sobre una hectárea de tierra asignada a ellos, otros sobre cuatro hectáreas. En este contexto, un habitante dijo que una hectárea de tierra en regiones semiáridas es suficiente para una vaca. Para mantener a toda una familia, se necesitan de 58 a 62 hectáreas de tierra en estas regiones. Muchos de los habitantes intentan cultivar a pesar de estas condiciones adversas, pero las cosechas son muy pobres o incluso inexistentes.
Un hombre de Roche nos habló de sus muchos experimentos en agricultura. Primero cultivó sandias. La primera cosecha salió bien y Cerrejón le compró toda la cosecha. Recibío un coche de la compañía para los sandias que no cumplían la norma. Al año siguiente fue asistido por un ingeniero agrónomo empleado por Cerrejón y debía actuar según sus instrucciones. Le dijo que usara pesticidas justo antes de la cosecha. Nos dijo que era crítico con el uso de pesticidas y que, al final, rociaba mucho menos de lo que el agrónomo le había recetado. Después de la segunda aplicación tuvo que cosechar los sandias demasiado pronto y no pudo venderlos. El daño que sufrió fue compartido con el Grupo Cerrejón, el agrónomo y él mismo. En el tercer año cultivó la yuca. Se acordó con Cerrejón que le comprarían toda la cosecha. Pero cambiaron este acuerdo con el tiempo diciéndole que querían la cosecha en un día específico y tambien que la pela, la enfria y la empaca. No podía cumplir las nuevas condiciones. Sin embargo, continuó con el cultivo y trató de procesar sus plantas. Un corte de luz y agua resultó en una cosecha dañada, por la cual no hubo compensación por parte de Cerrejón.
Con el inicio de las actividades mineras en la región, la empresa ha tratado de ganarse la confianza de la población. Les ha hecho varios favores, los ha invitado y les ha hecho regalos. Por ejemplo, el ya mencionado apoyo y aceptación de la cosecha al principio. Una promesa que se hizo fue usar las regalías (contribuciones financieras que la empresa debe hacer al estado para el uso de la tierra y los recursos necesarios) para satisfacer las necesidades básicas y realizar proyectos para la comunidad. Según la comunidad, esto no ocurrió debido a la «incapacidad del Estado» y a la corrupción. Este modelo de Cerrejón que inicialmente ofrece apoyo y luego se retira no es raro en el pueblo de Roche. Un residente, por ejemplo, informó que estuvo empleado en Cerrejón durante el primer año y medio después del reasentamiento. Después de eso, sin embargo, no consiguió otro trabajo. Una residente que tenía un restaurante en su casa anterior reabrió un restaurante en la nueva ubicación. Los primeros años su negocio fue bien. Cerrejón se compró su comida. Pero ahora su restaurante está cerrado porque Cerrejón ha dejado de comprarse la comida. Algo similar sucedió con los medidores de electricidad. Al principio no funcionaban. Apenas cuando Cerrejón comenzó a retirarse de todos los asuntos de la aldea, los medidores comenzaron a contar la electricidad. Ahora la gente tiene que pagar mucho por la electricidad que la mayoria no puede.
Con el tiempo, los conflictos se han intensificado. El acceso y la contaminación del agua se han restringido aún más. La contaminación del aire en la región ha aumentado considerablemente. El área circundante se utiliza como basurero. La flora y fauna están siendo destruidas, causadas entre otras cosas por la construcción de viviendas para los empleados de la mina. Como resultado, la comunidad de Roche fue incluida involuntariamente en el programa de reasentamiento. Sin embargo, se queja del incumplimiento de los acuerdos relativos al reasentamiento, tales como el proceso de apoyo en el desarrollo de ocupaciones productivas, el apoyo, así como las oportunidades de educación y trabajo.
«No se puede vivir aquí» dice un habitante. La población local no tiene un hogar real y no tiene la posibilidad de generar ingresos. Algunos nos informaron que sólo llegan a fin de mes gracias al trabajo de sus hijos o a las reservas financieras de sus padres. Cuando le preguntamos cómo le iba, un residente nos contestó «No estoy bien» (Apuntes 2019).
Promesas rotas y contaminación del medioambiente
El nuevo pueblo de Roche fue construido por Cerrejón, como ya se mencionó en el capítulo anterior. Sin embargo, no se tuvieron en cuenta las necesidades de la población. Entre ellas se incluyen las pequeñas zonas de pastoreo, que son insuficientes para la ganadería y la agricultura. Mientras que la antigua Roche se parecía más a una aldea agrícola (cf. Rothen, Suhner 2013), la nueva Roche se construyó al estilo de un asentamiento suburbano y, por lo tanto, es lo contrario de lo que necesita esta comunidad. No implicacaron a los afectados, por lo que la construcción se realizó únicamente desde el punto de vista y bajo las directrices del propio Cerrejón. A pesar de las demandas de los residentes de Roche para que se detuviera la construcción, se construyó la nueva Roche y las familias se vieron obligadas a reasentarse recibiendo dinero en efectivo.
Desde 1997, Roche se ha enfrentado al reasentamiento, que en aquel momento implicaba la compra de casas y terrenos, pero no el reasentamiento colectivo. Se ejerció presión sobre la población de la antigua comunidad de Roche. Esto se hizo con la amenaza de que era la última oferta de compra y que de lo contrario se llevaría a cabo una expropiación. Con estas amenazas Cerrejón tuvo éxito en otras comunidades. En Tabaco, en el 2001, tal expropiación se llevó a cabo cuando las excavadoras se trasladaron y los habitantes dentro de la aldea fueron expulsados por la fuerza. Se presentaron quejas por incumplimiento de las directrices de la OCDE para empresas multinacionales, con la perspectiva de que las estrategias de Cerrejón se iban a cambiar. Después de confirmar estas quejas, Cerrejón prometió un juicio justo. Sin embargo, como resultado, se celebraron negociaciones con las comunidades individuales, lo que condujo a un aumento de la desconfianza y las divisiones entre las comunidades afectadas. Además, había poca documentación y transparencia entre Cerrejón y las comunidades. Otra estrategia la empresa es no entregar documentos importantes a los habitantes o cobrarles mucho para este servicio.
Después del reasentamiento, Cerrejón creó proyectos para las personas reasentadas para ayudar a garantizar un ingreso regular. Sin embargo, esto no ocurre dentro de un marco apropiado, ya que la venta de las cosechas sólo puede funcionar con el inmenso apoyo de Cerrejón. Tambien prometieron suficientes clientes para los restaurantes en los que trabajan algunas personas de la comunidad (cf. Rothen, Suhner 2013). Pero como hemos visto y oído en Roche, algunos de ellos ya tuvieron que cerrar.
Mientras que la mina de Cerrejón requiere varios millones de litros de agua cada día, la población de Roche sólo dispone de 0,7 litros de agua por persona. Aunque Cerrejón se comprometió a garantizar un suministro adecuado de agua potable, esto no se ha hecho en la medida necesaria, como ya se ha descrito en el capítulo anterior. Se trata del incumplimiento de las normas de calidad e higiene. La razón principal de la violación de estos estándares es la débil adaptación de las licencias ambientales por parte del estado, porque sólo con su ayuda se puede crear una existencia segura para la población (cf. Arbeitsgruppe Schweiz Kolumbien 2018).
Lucha y reclamaciones de la comunidad Roche
El jefe de la comunidad nos habló de algunas acciones que están llevando a cabo para reclamar sus derechos. Algunos de ellos han unido sus fuerzas con otras comunidades afectadas. Exigen, entre otras cosas, que se continúe con la construcción o renovación de sus viviendas y que se realicen estudios de suelos e aire independientemente de Cerrejón. En opinión de los habitantes, el suelo no parece apto para la construcción. En un juicio, se determinó que Cerrejón había violado los acuerdos. Actualmente hay una apelación pendiente. La comunidad de Roche ha presentado una moción para que el Grupo Cerrejón admita oficialmente que el reasentamiento de su pueblo ha fracasado.
El lider de la communidad también estuvo en Europa en 2009 para nombrar y denunciar los problemas de la comunidad local. En ese momento, se estaban construyendo seis nuevas plantas de carbón en Alemania que iban a usar el carbón de Cerrejón. Debido a la atención que logró el lider, los propietarios de las plantas eléctricas decidieron no utilizar el carbón de Cerrejón (cf. Apuntes 2019).