Razones de las mujeres para unirse a las FARC

Razones de las mujeres para unirse a las FARC

Razones de las mujeres para unirse a las FARC

De acuerdo con su orientación ideológica, las FARC rechazan las estructuras sociales existentes y los roles de género establecidos en ellas. En la práctica, sin embargo, es claro que «en sus prácticas, las FARC [no] escapan a los rasgos masculinos de dominación que son comunes en el capitalismo, aunque, de acuerdo con su ideología, luchan contra este tipo de sociedad» (Flórez 2018: p. 31). 

Las razones de ello son los fundamentos culturales basados en las costumbres campesinas, la autoridad militar y las imágenes misóginas que reproducen las características del patriarcado dentro de la guerrilla (ibíd.).  Sin embargo, unirse a las FARC en la época del conflicto armado ofrecía la perspectiva de una vida mejor para muchas mujeres y a menudo se consideraba como una forma de salir de la pobreza cotidiana y, no pocas veces, de la violencia física o psicológica (Hörtner 2012). Mientras que en su vida civil eran responsables de alimentar y cuidar a sus familias y al mismo tiempo estaban sujetas al poder de decisión de su esposo, unirse a las FARC simbolizaba de muchas maneras una clara ruptura con sus vidas anteriores (Flórez 2018: p.32). En la época del conflicto armado, el mundo de la guerrilla era percibido por muchas mujeres como muy diferente al que habían vivido antes, ya que era un mundo en el que se consideraban y se percibían como mujeres (Ramírez en Flórez: 2018: p. 32f). Una mujer describió su decisión de unirse a la guerrilla de la siguiente manera: «Entonces en una ocasión viajé al campo y me empezó a gustar la guerrilla y me dijo voy para la guerrilla, que tal vez tenga mejores alternativas de vida» (Helena en Flórez 2018: p. 33). Especialmente en los años 70 y 80, muchas de las decisiones de entrada de las mujeres también siguieron ideas principalmente político-ideológicas, que se expresaron en la rebelión contra la expulsión y la opresión social de la pequeña población campesina. Fue la oportunidad de poder intervenir por primera vez en las desigualdades políticas y sociales del país (Hörtner 2012).

En las FARC adquirieron una nueva comprensión de la política y la sociedad, así como del conflicto en curso (Flórez 2018: p.32). También se les enseñaron los principios ideológicos y las metas del grupo guerrillero. La pertenencia a las FARC permitió que las mujeres se percibieran como políticamente involucradas y que influyeran por primera vez en los acontecimientos del conflicto. Además, la cultura campesina y las tradiciones, valores y puntos de vista entrelazados con ella fortalecieron su propia identidad y formaron un sentido de pertenencia dentro de la guerrilla, en la que los hombres y mujeres vivían en adelante en una comunidad y ya no estaban solos o en sus familias (Flórez 2018: p.32).  Además de las aspiraciones político-ideológicas, fueron sobre todo las nuevas garantías sobre aspectos económicos obtenidas dentro de la guerrilla las que, especialmente durante el ya avanzado conflicto en el país, instaron a las mujeres a renunciar a su anterior vida civil para aceptar un empleo alternativo en las FARC (Hörtner 2012). Esto fue visto como una nueva actividad profesional y reemplazó la anterior falta de perspectivas (Flórez 2018: p.34).

Por consiguiente, la guerrilla ofreció a las mujeres un espacio libre para sus convicciones políticas, así como seguridad económica. Dado que realizaban casi las mismas actividades que sus parientes varones y, por lo tanto, también participaban en el conflicto como mujeres combatientes, las armas también les daban hasta cierto punto la sensación de reconocimiento social, que en la mayoría de los casos se les había negado en sus vidas anteriores (ibíd.).

Sin embargo, tras las nuevas garantías, tuvieron que enfrentarse a la situación de guerra cotidiana, al miedo a la muerte y al reto de luchar contra el enemigo (ibíd.). 

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