Lado oscuro de las FARC – acusaciones de violencia sexual
Lado oscuro de las FARC – acusaciones de violencia sexual
Sin embargo, son las mujeres que siguen siendo responsables de la realización de las actividades tradicionales debido al desequilibrio existente en las relaciones de género. Sin embargo, las estructuras patriarcales reproducidas en las FARC impregnaban sobre todo las relaciones sexuales, así como la vida de pareja de los combatientes (Flórez 2018: p.44). Las decisiones relativas a la planificación familiar sólo se dejan en casos excepcionales a las propias mujeres. Los abortos forzados, así como la administración forzada de anticonceptivos baratos, a veces perjudiciales, no eran raros (Hörtner 2012). En principio, la sexualidad en la guerrilla está estrechamente entrelazada con el carácter masculino de las jerarquías militares de la organización (Flórez 2018: p.45). A raíz de esto, se hacen repetidamente acusaciones de agresiones sexuales contra las mujeres en las FARC, que los medios de comunicación retoman y discuten repetidamente. Sin embargo, debido al secreto interno de los miembros de la guerrilla, así como a los datos básicamente sin sentido, no se pueden hacer declaraciones generalmente válidas (ibíd.). No obstante, de los informes de algunas mujeres se desprende claramente que la violencia sexual en las filas de las FARC no se puede descartar en absoluto: los abortos forzados y la violencia sexual se han producido deliberadamente para fortalecer las relaciones de género imperantes en las estructuras de la guerrilla (Flórez 2018: p.45). Además, «muchas de ellas han contado en detalle que […] fueron violadas […] por sus comandantes o compañeros, y en no pocos casos convertidas en esclavas sexuales» (Semana en Flórez 2018: p.45). Las propias FARC rechazan cualquier acusación y se refieren al alto porcentaje de mujeres dentro de su comunidad. Según sus declaraciones, esto sería el 40%. Según esto «[nada] podría ser más irreal que la supuesta situación de las mujeres en la organización. Las FARC [en la época del conflicto armado] habían establecido normas válidas para el respeto y el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Las violaciones [habrían] sido severamente castigadas por los «tribunales de guerra revolucionarios»» (Andujodie 2015). Además, fueron los grupos delictivos, como los paramilitares, los que utilizaron indebidamente el nombre de la guerrilla para cometer delitos, a fin de poder culparlos después (ibíd.).