Arroyo Bruno
Desvío del Arroyo Bruno
Sin embargo, Tamaquito no es la única comunidad wayúu de La Guajira afectada por la minería de carbón. En 2011, la empresa del Cerrejón anunció su plan de desviar el río Ranchería en 26,2 kilómetros. Esto permitiría al Cerrejón extraer 500 millones de toneladas adicionales de carbón, que se encuentran bajo el lecho del río (véase CENSAT AGUA VIVA Y SINTRACARBÓN: 14f). Pero también el Arroyo Bruno, un afluente de las Rancherías, debía ser reubicado según lo previsto, inicialmente en 3,6 kilómetros. No obstante, para el año 2020 está previsto un desplazamiento del cauce del río de 9,3 kilómetros más (véase CONTAGIO RADIO 2016). Para los Wayúu que viven allí, esto significaría una enorme restricción en su forma de vida y economía, ya que el río es la única fuente local de agua. Como resultado del desvío, los Wayúu quedarían en gran medida aislados del río y su existencia se vería amenazada.
El jefe de una de estas comunidades Wayúu informa que el personal del Cerrejón* intentó adoctrinar a las familias. La pobreza es un gran problema en la región, por lo que se ofreció dinero a muchas familias como compensación. Aunque hasta entonces los Wayúu no se identificaban como una comunidad pobre, el Cerrejón les sugirió a las familias que eran precisamente eso, y que una expansión de la minería del carbón aumentaría enormemente la riqueza de la región. Como resultado de la presión del Cerrejón, algunas de las familias aprobaron finalmente el desvío del río, lo que también cambió la dinámica social dentro de las comunidades. En el pasado, todas las familias locales habían sido amigas, pero el desvío planificado del río dividió a las comunidades. Ya no existe una comunidad de pueblo solidaria y armoniosa.
En la conversación con la comunidad se hace evidente una cosa en particular: los Wayúu que permanecen a lo largo del río se sienten traicionados por el Cerrejón. La riqueza prevista no es perceptible en la región, la situación ha empeorado. De hecho, el Cerrejón está financiando algunos proyectos locales más pequeños para apoyar a los Wayúu. Sin embargo, la comunidad los considera como una limosna y no se consideran eficaces. El director trata regularmente de involucrarse en el proceso de reorientación y de lograr una mejora en la cooperaciónPor ejemplo, pidió más transparencia y honestidad en el trato con las comunidades. Las familias no deben ser sobornadas con medios económicos ni forzadas a tomar una decisión ejerciendo presión psicológica. Es cuestionable la utilidad de la encuesta a la población regional cuando – como en el caso del desvío previsto del Arroyo Bruno – las medidas de construcción ya han sido completadas. Además, se debe sensibilizar al público sobre las consecuencias ecológicas y sociales de la desviación y se debe proporcionar una compensación adecuada. La empresa aún no ha aceptado dicha cooperación.
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Autor: Rogelio Ustate Arregocés